Los científicos piensan que los mosquitos y los primates, como monos y simios, transmitieron un virus similar al dengue de un lado a otro en Asia y África mucho antes de que se convirtiera en la infección que afecta a millones de personas en la actualidad.1
El primer registro de síntomas similares al dengue en humanos fue en una enciclopedia china publicada entre 265-420DC,2 y se informaron epidemias en las Antillas francesas y Panamá durante el siglo XVII.3
En el siglo XVIII, la gente a menudo se refería a los casos severos de dengue como 'fiebre rompehuesos' porque, además de una temperatura alta, los pacientes sufrían dolores en las extremidades y las articulaciones tan severos que sentían que sus huesos se estaban rompiendo.3
En el siglo XIX, la enfermedad se conocía como dengue, aunque no está claro de dónde se originó el nombre. Las epidemias de dengue ocurrieron a lo largo del siglo XIX en Perú, Brasil, el sur de los Estados Unidos y el Caribe, a menudo en ciudades portuarias porque la enfermedad viajaba en barcos comerciales.3,4
El dengue siguió propagándose en el siglo XX. Los brotes ocurrieron con más frecuencia y la enfermedad se afianzó en nuevas regiones a medida que los soldados de la Segunda Guerra Mundial se estacionaban en todo el mundo. Los esfuerzos concertados y organizados para reducir la infección en América Central y del Sur significaron menos brotes en las décadas de 1960 y 1970. Pero la enfermedad ha regresado desde entonces a estas regiones.3
Antes de 1970, solo nueve países habían experimentado epidemias de dengue grave. Ahora puede encontrar dengue en más de 100 países.5
Una población mundial en crecimiento, más personas viviendo en ciudades, más viajes de larga distancia, y un saneamiento y control de mosquitos deficientes han contribuido a la propagación del dengue.
